martes, 28 de octubre de 2014

Trauld Junge

Trauld, nace en Munich en 1020, por lo que es contemporánea de Irena y Sofía, pero su historia es muy diferente, al menos en principio. Para empezar su entorno personal no podía ser más opuesto al de ellas.

Mientras, por ejemplo, el padre de Sofía, un liberal de los de verdad, le decía a sus hijos “lo que quiero para ustedes es vivir con rectitud y libertad de espíritu, sin importar lo difícil que esto resulte” y terminaba en la cárcel por haber llamado a Hitler, en publico, “flagelo de Dios” o el de Irena inculcaba a su hija fuertes ideas solidarias y antiracistas...

El padre de Trauld, Max Humps, fue uno de los primeros miembros del partidos nazi, abandono a su mujer e hijas cuando Raudal tendría solo unos cinco años. Bien poco y bien mal le pudo enseñar nada bueno. Termino siendo general en la reserva de las SS.

Su hermana, de profesión bailarina de ballet, era amiga del hermano de Martín Bormann, el cual era el hombre de confianza del propio Hitler y no parece precisamente que el hermano fuera un anti-nazi.

Su propio novio y futuro marido era oficial de las SS.

Todos los datos que al parecer se tienen de su entorno indican que no había nadie, ni nada, que le facilitara desarrollar una actitud, ni mínima, contra el nazismo. Si no todo lo contrario. Aun así se la describe como apolítica, carente de ideología pese al adoctrinamiento al que estaba sometida por ejemplo en la rama femenina de las Juventudes Hitlerianas a la que perteneció. Hasta que un día todo cambio, pero para peor.

Quería ser, como su hermana, bailarina, y lo intento,pero al enterarse por ella de que había una plaza vacante para secretaria en la cancillería, se presento como candidata y termino siendo elegida como una de las secretarias personales de Hitler, llegando a formar parte de su entorno intimo, la personalidad de Hitler y el ambiente de adhesión hacia él que ella comenzó a respirar entonces a diario terminaron por convertirla en una persona fascinada por la personalidad de Hitler. Vivió a su lado los últimos años de la guerra y termino siendo la secretaria a la que él dicto su testamento político justo antes de suicidarse.

Tras la muerte de Hitler, intenta igual que otros huir de los soviéticos hacia las lineas occidentales de los aliados, pero es capturada por los soviéticos, deportada a Siberia, luego entregada a los estadounidenses, que la interrogan durante unas tres semanas, termina pasando unos seis meses en la cárcel antes de ser finalmente liberada. Tras ello siguió trabajando como secretaria y más tarde como periodista especializada en ciencia y publico un par de libros.

Murió a los 81 años, por un cáncer de pulmón.

En su experiencia se basa la película El hundimiento.


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Una noche con el televisor encendido,zapeando, pude ver los momentos finales de esa película. Tras terminar la historia que nos cuenta, como un añadido, aparece ella hablando. Sus palabras me impactaron. Aquí se puede ver lo que parece, al menos como ahora lo recuerdo, una transcripción de aquellas palabras; en todo caso aparece lo que más me importa de lo que escuche aquella noche:


Lo que más me impresionó una vez terminada la guerra es que el mundo era muy distinto de lo que Hitler había profetizado. En un primer momento no pensé para nada en tratar de elaborar mi pasado... Por supuesto que sentí el horror con el proceso de Nuremberg, pero seguía sin establecer la relación con mi propio pasado. Me conformaba pensando que yo personalmente no tenía la culpa, y que tampoco sabía nada de las dimensiones de todo. Pero un día pasé por la placa conmemorativa de Sophie Scholl, vi que había nacido el mismo año que yo y que la habían ejecutado el mismo año en que yo me fui con Hitler. En ese momento sentí que ser joven no era una excusa”.

No lo es, por supuesto que no. De todas formas, en todo, creo en explicaciones, no en excusas. Y, lo que yo veo en su historia es una mujer totalmente ignorante, que se mete donde no le conviene, colabora con gente despreciable sin saber que lo son y hasta sintiendo admiración por ellos, atrapada en un ambiente que le impide salir de esa trampa, romper las rejas de su ignorancia e ingenuidad, hasta el punto de que termina compartiendo con su entorno la paranoia general que esa gente vivía. Pero no veo culpabilidad alguna en una ignorancia que no ha sido buscada.

En cambio tengo la imagen de ella mientras pronunciaba esas palabras, su pose, su rostro, la mirada y sobre todo la voz. La voz me resulta mil veces más fácil de descifrar que una mirada, me dice como la persona que la emite siente su propia carne. Me fio muy poco de lo que veo en una mirada, sí la persona sabe que la estoy viendo, pero mucho de lo que leo en una voz, entienda o no el idioma en que habla, por que aunque sepa que le estoy escuchando seguramente no sospecha que además de a sus palabras escucho su voz y aun antes a su voz que a sus palabras.

Y, lo que vi en esa voz concuerda con las palabras; no miente. Ni siente necesidad alguna de mentir.

Mientras Sofíe Scholl comenzó sintiendo entusiasmo con el nazismo termino detestándolo, pues una serie de hechos le hicieron despertar, Trauld comenzó más bien sintiendo indiferencia hacía el nazismo pero acabo entusiasmada con él por que los sucesos que ella vivió fueron los contrarios a Sofía.

Cada una de ellas se comporto de acuerdo con la información que tenia.

Lo que voy decir quizá parezca una burrada, pero estoy convencido que cada una de ellas habría acabado haciendo más o menos lo mismo que la otra de estar en las circunstancias y condiciones de la otra.

Trauld, era alguien muy inteligente y con ganas de aprender, ambas cosas esenciales desde mi punto de vista, y mil veces más lo segundo que lo primero. Considero que ser la secretaria de aquel hombre le estaba garantizando tener acceso a información de primera mano sobre lo que estaba ocurriendo. Se equivoco, como ella reconocería más tarde, aquello no era más que un punto ciego, como ella misma lo llamo. Me sorprende ver como en algunas paginas de Internet esto parece no comprenderse. Hablan de “punto ciego” como si fuera sinónimo de centro de información, cuando es todo lo contrario, es la negación misma de la información. En un punto ciego como bien dice el propio nombre no ves, estas ciego. Cualquier creencia que entonces tengas esta basada en la fantasía y no en la realidad. Cualquier decisión que tomes basada en esas creencias puede ser tan disparatada como la buena o mala fortuna decida, pero lo que nunca será es una decisión libre, ya que ninguna decisión tomada a ciegas lo es.

Lo que recibió al lado de Hitler fueron mil mentiras y quizá ni media verdad. No la información que buscaba. Vivió esos años borracha de mentiras. Pues lo primero que hace ese tipo de gente cuando alcanza el poder es exiliar a la verdad por todos los medios a su alcance y ya sin verdad por medio lo que hay no es información si no desinformación.

Quisiera saber por que tras quedar viuda de su marido, que fue derribado en Francia por un caza ingles al poco de casarse, no volvió jamás a contraer matrimonio. Si fue debido a algún trauma relacionado con su trabajo de entonces o cautiverio, a alguna manía personal, a que simplemente era muy exigente a la hora de elegir pareja y hombres como los que ella buscaba no abundan o... no sé, quizá sea su viudedad de la veintena hasta los ochenta años mera casualidad... pero me da la impresión de que era cierto lo que le dijo una vez, en broma, a Hitler, que dado que había vivido más de 20 años sin un hombre era muy capaz de seguir haciéndolo. Pero para decir eso hace falta una buena autoestima, conocerse bien a si misma, valorarse, estimarse, tener una fuerza interior que la hace diferente de las “mendigas de amor” como las llama una medio amiga mía.

Creo que simplemente fue eso, nunca encontró otro hombre con el que le valiera la pena formar pareja. Quizá en cambio si echaba de menos a su marido, el único que tuvo.

Vivió, en cambio, sintiendo la necesidad no de ser perdonada, si no de perdonarse a sí misma, sin poder conseguirlo, el error de creer que allí estaría mejor informada que en cualquier otro lugar para acabar terminando formando parte de algo de lo que no podría, una vez descubierto en que consistía, dejar de avergonzarse.

A ello ayudo, seguro, que delante de ella el nazismo solo mostró su cara amable y caballerosa. Mientras que lejos de donde la mentira era ley Irena y sofía conocieron, vivieron, sufrieron y combatieron la otra cara, la más real, su rostro sin mascara. Irena y Sofía conocían las mentiras y también la verdad, pudieron contrastar cualquier cosa que se les dijo, por eso sabían diferenciar y que la mentira solo era eso, llana y hasta vil mentira.

Trauld, en cambio jamás tuvo esa oportunidad. Dicen que en toda guerra la primera victima es la verdad, sin primero esa no son posibles las otras. Trauld fue una más de las que vinieron después, en cierto modo mucho menos desafortunada que la mayoría, aunque dudo mucho que de poder volver atrás y cambiar su historia personal por la de Irena o Sofía... no la cambiara. Al menos a creer eso me lleva su necesidad, insatisfecha, de perdonarse a si misma.

En todo caso, si algún error cometió el ser capaz de admitirlo y obrar en consecuencia para mi es suficiente. No soy cristiano pero al fin y al cabo si algo me enseño el cristianismo es que si hay admisión del error, arrepentimiento, propósito de enmienda y se intenta paliar las consecuencias del error... entonces toda culpa queda lavada. Máximo en un caso que come en este antes que culpable se es victima.

En fin, cuando este blog llegue a su fin, y sí el tiempo me lo permite llegara, habrá una recapitulación final en el que esta mujer tiene un papel esencial. Pues de mi ideal de mujer no forma parte la perfección, de hecho no creo que exista la perfección, no más al menos que triángulos de diez lados; pero en cambio sí que el ser capaz de aceptar que no se es perfecta, de que se tienen fallos y obrar en consecuencia, eso, sí que forma parte ineludible y esencial de ese ideal



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